23 jun 2021

Principales conflictos durante la Guerra Fría y sus etapas

La ruptura de la coalición aliada y los primeros puntos de fricción 

El comienzo de la guerra fría se produjo entre 1946 y 1948 como consecuencia de una serie de acontecimientos internacionales que fueron incrementando la desconfianza y el temor entre los países occidentales y la URSS:
El discurso de Churchill en Fulton.  En marzo de 1946 Churchill pronunció un discurso en la Universidad de Fulton (Missouri, EE UU) en el que habló de la aparición en Europa de un «telón de acero», que la dividía por la mitad, y señaló la necesidad de detener el expansionismo soviético por la fuerza. Este discurso fue replicado duramente por Stalin. 
La crisis de Irán. En Irán, país ocupado por tropas británicas y soviéticas durante la guerra, se acordó la retirada común de tropas en 1946. Sin embargo, la URSS se negó a hacerlo. Finalmente cedió y retiró sus tropas ante las presiones de EE UU y de Gran Bretaña. Irán quedó en la zona de influencia occidental, constituyendo una amenaza para la URSS. 
La entrada del este de Europa en la órbita soviética. En Europa oriental, los partidos comunistas o, dentro de ellos, los grupos prosoviéticos, se hicieron con el poder mediante golpes de Estado entre 1947 y 1948. Especialmente impactante fue el caso de Checoslovaquia, donde existía una tradición parlamentaria anterior a la guerra. Se crearon así regímenes de partido único similares al de la URSS. Sólo quedó excluida Yugoslavia, en la que se implantó un régimen socialista independiente de Moscú, aunque no claramente prooccidental. 
La marginación de los comunistas en Europa occidental. Los comunistas, muy activos en los movimientos de resistencia antinazi y en las coaliciones políticas de posguerra, a partir de 1948 fueron marginados políticamente incluso en países en los que tenían gran influencia, como Italia y Francia. En Grecia fueron derrotados en una Guerra Civil (1945, 1949) que sostuvo contra ellos un Gobierno apoyado militarmente por los británicos y, tras la retirada de estos, por los estadounidenses. Grecia y Turquía quedaron incluidas en el bloque occidental, protegiendo el Mediterráneo y los estrechos.

Las iniciativas americanas: el plan Marshall. Los primeros enfrentamientos. 

a) La doctrina Truman y el Plan Marshall.
En esta línea, EE UU dio un giro en 1947 a su política exterior. El presidente Truman formuló la que se conocerá como Doctrina Truman: EE UU debía apoyar a los países libres (es decir, capitalistas) e impedir que en ellos se impusieron regímenes totalitarios (o sea, soviéticos). El apoyo sería tanto militar como económico, canalizado este último en Europa occidental a través del Plan Marshall. Este programa de ayuda económica, financiado por EE UU y aprobado en abril de 1948, contribuyó decisivamente a la reconstrucción de Europa occidental. De esta reconstrucción económica se esperaba obtener beneficios sociales y políticos: se pretendía alejar a la población europea de cualquier tentación comunista e impedir movimientos subversivos dentro de los países occidentales. España (por su régimen político) y los países del este no recibieron esta ayuda. 

b) La división de Alemania.
Las áreas británica, estadounidense y francesa de Alemania se unieron, se beneficiaron del Plan Marshall y constituyeron la República Federal de Alemania (RFA, en 1949), no reconocida por la URSS y con un régimen democrático liberal. En la zona soviética se formó la República Democrática Alemana (RDA, en 1949), no reconocida por los occidentales, excluida del Plan Marshall y con un régimen comunista de partido único. Austria se mantuvo unida y se declaró neutral, pero pudo beneficiarse del Plan Marshall y de la democracia occidental. 
c) La crisis de Berlín (1948-1949) y el comienzo de la Guerra Fría. La ciudad de Berlín quedó dividida en dos zonas tras la guerra, con la particularidad de que el Berlín occidental estaba rodeado por la Alemania soviética y distaba 160 km. de la Alemania controlada por los occidentales. Como protesta por el desarrollo del Planta Marshall, los soviéticos aislaron Berlín occidental, impidiendo el paso a cualquier transporte terrestre o fluvial procedente de Occidente. Este bloqueo, iniciado en abril de 1948, provocó la primera gran crisis de la guerra fría y fue neutralizado con un gigantesco puente aéreo organizado por los británicos y estadounidenses para abastecer la ciudad. En mayo de 1949 la URSS puso fin al bloqueo. Posteriormente, en 1961, los comunistas levantaron un muro en Berlín para evitar la huida de la población hacia la zona occidental, confirmando así la división de la ciudad. 
Entre 1948 y 1953 se vivió una época de fuerte tensión internacional entre el bloque capitalista y el soviético. Se trató del peor período de la guerra fría, en el que la propaganda más radical, la censura y la “caza de brujas” fueron especialmente importantes en los dos bloques. En esta etapa, después de que la URSS ensayara su primera bomba atómica (1949), se impuso la lógica de la carrera de armamentos. Con posterioridad vino la bomba de hidrógeno (la bomba «H»), el despliegue de misiles con cabezas atómicas en Europa y en Asia (con ventaja inicial estadounidense) y la carrera espacial (con ventaja inicial soviética). Así mismo, se consolidaron los bloques y pactos militares y económicos. Hacia 1962 la situación en el Tercer Mundo permanecía estable en apariencia y los dos bloques, perfectamente delimitados, parecían tolerarse mutuamente. 

Los principales problemas y crisis de este período fueron: 

a) Consolidación de la división de Europa.
La división del continente en dos bloques se convirtió en definitiva. Los países de Europa occidental establecieron pactos y alianzas económicas y militares permanentes con el fin de constituir un frente común ante el peligro soviético. Los países europeos beneficiados por el Plan Marshall crearon en 1948 la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE, desde 1961 OCDE). Algunos de ellos, buscando una mayor cooperación e integración económicas, constituyeron la Comunidad Económica Europea (1957, Tratado de Roma). La respuesta del bloque del este fue la creación del COMECON o Consejo de Asistencia Económica Mutua (1949), un organismo de cooperación económica entre los países de la órbita comunista. Más importante para la dinámica de la guerra fría fue la creación de una alianza militar permanente entre Europa occidental y Estados Unidos, liderada por estos últimos: la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), constituida en 1949, con sede en Bruselas y de la que originalmente formaban parte Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Portugal, Italia, Islandia, Dinamarca y Noruega. En 1952 se incorporaron Grecia y Turquía; en 1955, la República Federal Alemana; y en 1982, España. A pesar del fin de la guerra fría, esta organización militar sigue existiendo y se ha ampliado (Rep. Checa, Hungría y Polonia en 1999), produciéndose el ingreso de otros países de Europa oriental a lo largo del año 2002. La réplica soviética consistió en la creación en 1955 del Pacto de Varsovia, una alianza y organización militar permanente que incluía a la URSS, Polonia, República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria y Albania (este último país abandonó el Pacto de Varsovia en 1968). Esta organización, al igual que el COMECON, desapareció en 1991 al disolverse la URSS. 

b) Contención del comunismo en Extremo Oriente: la Guerra de Corea. 
En Asia oriental existía un peligro real de expansión del comunismo. En 1949 el Partido Comunista Chino triunfó en la guerra de guerrillas que sostenía desde los años veinte y creó la República Popular de China, con Mao Tse Tung al frente. El derrotado Gobierno del general Chiang Kai Chek, apoyado por EE UU, se estableció en la isla de Taiwan, creando la República de China Nacionalista. China quedó dividida en dos estados, existentes todavía en la actualidad, que no se reconocían mutuamente. 
Corea. En la zona al norte del paralelo 38°, ocupada por tropas soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial, surgió la República Democrática Popular de Corea -Corea del Norte-. En la zona al sur surgió la República de Corea, sostenida por EEUU -Corea del Sur-. Después de la retirada de los ejércitos ocupantes, los norcoreanos no tardaron mucho tiempo en invadir el Estado del sur, iniciándose la Guerra de Corea (1950-1953).
 EEUU decidió intervenir en la guerra y enviar tropas y armamento bajo bandera de la ONU. La balanza se inclinó de inmediato a favor de Corea del Sur, que hizo retroceder a las tropas comunistas e invadió Corea del Norte. Ante la posibilidad de la desaparición del Estado norcoreano, China decidió participar en el conflicto. El resultado fue que las dos Coreas continuaron separadas y así han permanecido hasta la actualidad. Este hecho fue el primer ejemplo de “guerra limitada”, típica de la guerra fría, que no desembocó en un enfrentamiento generalizado ni empleó armas atómicas. Aun así, perecieron más de tres millones de chinos y coreanos (entre ellos más de dos millones de civiles, a causa de los bombardeos sistemáticos). 

De la guerra de Corea a la crisis de los misiles en Cuba (1953- 1962). 

a) Un intento de huir del comunismo en Europa: Hungría 1956
Tras la muerte de Stalin en 1953 no se suavizó el dominio que la URSS ejercía sobre sus aliados de la Europa del Este, sino que se continuó reprimiendo cualquier huelga, protesta o revuelta que se produjese en Europa oriental. El mejor ejemplo de esta política fue la intervención en Hungría en 1956 para acabar con una revuelta anticomunista. Los tanques soviéticos invadieron Budapest y restablecieron la situación anterior. Más de 200.000 húngaros se exiliaron a Occidente. Los países del bloque occidental no intervinieron, por lo que esta crisis supuso el reconocimiento y la consolidación del reparto de esferas de influencia en el continente europeo. 

b) Contención del comunismo en Oriente Medio: la crisis de Suez de 1956
Fuera de Europa, la estabilidad internacional fue más difícil de conseguir, ya que el debilitamiento y retroceso de los antiguos imperios francés y británico en Asia y en África generaban graves problemas. En los lugares en los que las metrópolis europeas concedían la independencia a sus antiguas colonias, existía el peligro de que los nuevos estados pidieran ayudas económicas o militares a la URSS y a sus aliados si encontraban grandes dificultades para su desarrollo. En las zonas en las que las metrópolis se resisten a otorgar esa independencia, cabía la posibilidad de que las guerrillas y movimientos nacionalistas se convirtieran en comunistas o se alían con Moscú. Estados Unidos se encontraba, por tanto, en una situación difícil: tenía que evitar la influencia soviética y hacer frente a la falta de flexibilidad y, en ocasiones, a la incompetencia de sus aliados europeos como potencias coloniales. Aunque los países árabes en Oriente Medio no se mostraron proclives al comunismo soviético, sí aumentó su nacionalismo y su rechazo a Occidente tras la proclamación del Estado de Israel en 1948, consentido y alentado por EEUU, Francia y Gran Bretaña. En esta área, los occidentales tenían importantes intereses estratégicos, como el petróleo y el canal de Suez. Estados Unidos formó una alianza militar permanente, para la contención de la URSS, con Gran Bretaña, Turquía, Irak, Irán y Pakistán, llamada Organización del Tratado Central (CENTO, 1959), ampliación del anterior Pacto de Bagdad de 1955. Por este acuerdo, cualquier intento de atentar contra los intereses occidentales en la zona por parte de los dirigentes árabes nacionalistas más radicales sería identificado con una posible expansión del comunismo en el mundo árabe. Más importante fue la crisis de Suez. El Gobierno egipcio de Nasser nacionalizó el canal, en manos del capital francés y británico. La respuesta de Francia y Gran Bretaña fue la ocupación militar del canal en 1956. EE UU condenó la operación y obligó a sus aliados europeos a firmar un alto el fuego y a aceptar la decisión del Gobierno egipcio. Con ello tomaba el relevo definitivo de las viejas potencias en la zona y dejaba claro su liderazgo. Aunque la URSS no consiguió que en los países árabes se implantaran regímenes comunistas, en Oriente Medio siguió desarrollándose un sentimiento antioccidental bastante generalizado y la zona se convirtió en una de las áreas internacionales más inestables durante las décadas siguientes. 

c) La contención en Asia: la guerra de Indochina, antecedente de Vietnam
Para contener los avances comunistas, EE.UU recurrió a alianzas militares permanentes que protegieran el Pacífico, potenció el crecimiento económico de Japón, Corea del Sur y Taiwán, y estableció bases militares en los países aliados, imitando el modelo de la OTAN. Entre ellas destacaron el Tratado del Pacífico o ANZUS, entre Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda (1951), y la Organización del Tratado del Sudeste Asiático o SEATO, formada por los países citados, más Gran Bretaña, Francia, Filipinas, Pakistán y Tailandia (1954). En la Indochina francesa también se adoptó una solución similar. Los comunistas, dirigidos por Ha Chi Minh, proclamaron la República Democrática de Vietnam al término de la Segunda Guerra Mundial. Francia no reconoció a este Gobierno, establecido al norte del país y apoyado por China. La Guerra de Indochina se prolongó hasta 1954, cuando se reconoció la independencia de la región y Francia se retiró como potencia colonial. También se decidió la división de Vietnam en dos zonas separadas a la altura del paralelo 17°: Vietnam del Norte, comunista, y Vietnam del Sur, pro-occidental. Sin embargo, la situación no se estabilizó, como en Corea o en China, y las guerrillas comunistas se mantuvieron activas en Vietnam del Sur. Esto hizo que Estados Unidos tomase el relevo de Francia y apoyase económica y militarmente al régimen survietnamita.

d) La crisis cubana de 1962
Desde comienzos del siglo XX, EE.UU. era la potencia hegemónica en el continente americano, donde realizaba intervenciones militares en países iberoamericanos, en defensa de sus intereses, tanto estratégicos como económicos. Después de la Segunda Guerra Mundial, su liderazgo se incrementó con la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1948, controlada por Estados Unidos. Mediante acciones militares directas o golpes militares promovidos por la CIA se derrocaba a todo Gobierno que intentase nacionalizar empresas o adoptar medidas excesivamente proteccionistas o sospechosas de socialismo (como se hizo en Guatemala en 1954). Paradójicamente, EEUU, en nombre de la democracia, sostuvo a diversos dictadores en toda Iberoamérica y, especialmente, en el Caribe. En este contexto, cualquier revolución tenía que mostrarse antiestadounidense para sobrevivir. Esto fue lo que ocurrió con la revolución triunfante en Cuba en 1959, que puso a Fidel Castro al frente del Gobierno de la isla. El régimen de Castro, que evolucionó rápidamente hacia el comunismo, estableció un sistema de partido único e intentó exportar la revolución a otros puntos de Iberoamérica. Ante las crecientes presiones y el bloqueo económico de Washington (suspensión de las compras de azúcar cubano), Castro buscó el apoyo de la URSS, que le proporcionó ayuda económica y militar. El peligro y la humillación para EE UU parecían evidentes: el “enemigo comunista” estaba a 150 km. de sus costas, en una isla que había sido casi una colonia suya. Por ello, la CIA organizó una invasión militar con exiliados anticastristas, que desembarcaron en la bahía de Cochinos (1961) con el propósito de derribar al régimen de Castro. La operación fue un fracaso total y Cuba se convirtió en un estado satélite de la URSS. Los soviéticos decidieron instalar misiles en la isla apuntando a Estados Unidos. Se trata de la denominada crisis de los misiles (1962). Estados Unidos bloqueó la isla e impidió el establecimiento de los misiles. Finalmente, la URSS cedió y no los instaló, evitando así lo que todo el planeta temía: una guerra nuclear. Aunque la URSS y su dirigente Kruschev parecieron derrotados ante la opinión pública internacional, hoy se sabe que lograron sus objetivos secretos: la retirada de misiles estadounidenses de Turquía y la promesa del presidente Kennedy de que no se volvería a atacar Cuba. Esta amenaza de una guerra generalizada supuso el comienzo de una etapa de mayor diálogo y distensión, caracterizada por la tolerancia mutua entre los dos bloques. 

La coexistencia pacífica (1962-1975) 

Tras la crisis cubana, se inició una coexistencia pacífica entre Estados Unidos y la URSS. Esta expresión significa que ambas superpotencias se resignaron a respetarse y a convivir manteniendo cada una sus respectivas esferas de influencia y países satélites. Aunque verbalmente los políticos occidentales seguían haciendo alarde de anticomunismo y los políticos soviéticos eran antiimperialistas, en la práctica los dos bloques se toleraban y no se hostigaban más allá de lo razonable. Esto sirvió, además, para mantener un statu quo internacional que perduró durante los años sesenta y setenta.
Los rasgos principales de esta coexistencia fueron:
a) Un diálogo permanente entre Estados Unidos y la URSS y un alto grado de estabilidad internacional.
La tensión de la primera guerra fría disminuyó porque el diálogo entre ambas superpotencias se hizo permanente, lo que contribuyó a mejorar su mutuo conocimiento y comprensión, independientemente de lo que se afirmara en los discursos electorales o públicos. En 1963 se estableció un “teléfono rojo”, un teletipo que ponía en contacto directo al Kremlin con la Casa Blanca. Así mismo, fueron frecuentes los encuentros personales entre los máximos dirigentes de las dos potencias. Por último, avanzaron los acuerdos entre Estados Unidos y la URSS sobre control y limitación de las armas nucleares y estratégicas (acuerdos SALT). La mejora de las relaciones entre ambos países estuvo relacionada, en gran medida, con la relativa estabilidad alcanzada en el panorama internacional. En la Conferencia de Helsinki (1972-1975) se reconocieron las fronteras creadas en Europa después de 1945. Por su parte, las dos Alemanias establecieron relaciones diplomáticas y España se abrió hacia los países del este. En algunos países de latinoamericanos el ejemplo cubano fue imitado por diversas guerrillas, a veces armadas o ayudadas por los soviéticos o por los cubanos. Sin embargo, EE UU promovió un sistema de dictaduras y contraguerrillas (lo que se llamó la “contrainsurgencia”) que impidió el contagio revolucionario. En África, los nuevos países independientes no se sumaron a la causa comunista. En general, las antiguas potencias coloniales controlaban la situación y EEUU y la URSS consideraban a este continente de interés secundario. En Oriente Medio, una zona muy conflictiva, se estableció un peculiar statu quo consistente en que Israel recibía armamento y apoyo de EE.UU., y los países árabes (Egipto y Siria), lo recibían de la URSS. Solo en Extremo Oriente el conflicto de Vietnam enfrentaba abiertamente a los comunistas con “el mundo libre” defendido por EEUU.
b) La aparición de movimientos de rebeldía y contestación contra el liderazgo de la URSS: China y la Primavera de Praga.
Estados Unidos y la URSS no dejaron de liderar sus respectivos bloques, pero en esta época comenzaron a surgir movimientos de protesta que ponían en tela de juicio la legitimidad de su poder y, en definitiva, rechazaban la bipolarización del mundo, que empezaba a verse como algo obsoleto. En el bloque comunista, el caso más evidente fue el de la China de Mao Mao Tse Tung en 1963. Tse Tung, que comenzó a alejarse ideológicamente de la URSS entre 1960 y 1962. Según los dirigentes chinos, su comunismo seguía la línea leninista revolucionaria de una forma más auténtica que la “aburguesada” Unión Soviética. De las disputas ideológicas se pasó a la rivalidad política y militar, convirtiéndose China en una potencia nuclear y en una nueva amenaza para la URSS. Estados Unidos no tardó en acercarse al régimen de Mao: el presidente Nixon visitó China en 1972. El que en China se siguiera una línea independiente de la URSS dividió de forma definitiva al movimiento comunista internacional. Los partidos comunistas de cada país creyeron que tenían derecho a establecer sus propias políticas y a no depender de Moscú. En el este de Europa tales intentos fueron reprimidos por las armas. Así, cuando el Partido Comunista de Checoslovaquia amenazó con realizar reformas democráticas desobedeciendo las “sugerencias” de Moscú, los tanques del Pacto de Varsovia entraron en Praga y restablecieron la situación anterior (agosto de 1968). En los países occidentales la desobediencia de los partidos comunistas hacia la URSS fue manifiesta, produciéndose una fuerte crisis en el movimiento comunista, que se dividió entre prosoviéticos y eurocomunistas.
c) La aparición de movimientos de rebeldía y contestación contra el liderazgo de Estados Unidos: la Guerra de Vietnam.
En el bloque occidental fue la Francia de De Gaulle, en los años sesenta, la que adoptó más claramente una postura antiestadounidense. Se convirtió en una potencia atómica y criticó la estructura de la OTAN, mientras pedía mayor independencia de acción. Las revueltas del 68 en las universidades occidentales, especialmente en las estadounidenses, así como los movimientos pacifistas, criticaron el tipo de liderazgo mundial ejercido por Estados Unidos y, concretamente, su implicación en la Guerra de Vietnam (1965,1975). Este conflicto fue universalmente criticado y originó en EEUU una grave crisis de confianza sobre su capacidad para liderar el mundo. En Indochina, tras los acuerdos de 1954, Estados Unidos sustituyó en la práctica a Francia, la antigua metrópoli, proporcionando ayuda económica y militar a los nuevos estados de Camboya, Laos y Vietnam del Sur, que habían surgido frente al comunista Vietnam del Norte, el cual contaba con el apoyo de China y de la URSS. Sin embargo, los regímenes políticos apoyados por Estados Unidos, especialmente el survietnamita, se mostraron incapaces de derrotar a las guerrillas comunistas que comenzaron a surgir en toda el área (el Vietcong en Vietnam del Sur, el Pathet Lao en Laos). Esto llevó a EE UU a intervenir en la zona enviando tropas de forma creciente a partir de 1965. La intervención militar estadounidense, que en algunos momentos llegó a superar el medio millón de hombres, no pudo lograr una victoria decisiva sobre los norvietnamitas. Pese a sus esfuerzos, los estadounidenses se vieron obligados a abandonar Vietnam en 1973. Con ello dejaron paso al triunfo comunista, tanto en Vietnam, unificado bajo este régimen, como en Laos y Camboya, en 1975. El conflicto de Vietnam no sólo supuso una derrota militar y política, sino un desprestigio muy importante para Estados Unidos. Los países comunistas lo interpretaron como un signo de debilidad; para el Tercer Mundo la Guerra de Vietnam fue una vulgar guerra imperialista; y los supuestos aliados occidentales la criticaron. En el propio EE UU la intervención en Vietnam suscitó una espectacular oposición que afectó a su tranquilidad interna.

La segunda guerra fría (1975-1985) 

a) La aparente ofensiva soviética: la invasión de Afganistán.
A partir de 1974 una serie de revoluciones y guerras civiles parecieron desafiar al poder estadounidense en el mundo coincidiendo con el repliegue de este país tras la derrota en Vietnam. En África, en las ex colonias portuguesas de Angola y Mozambique y en Etiopía, se instalaron regímenes prosoviéticos. En Yemen del Sur, en la península arábiga, ocurrió lo mismo. En Indochina los comunistas de Vietnam y de Laos eran prosoviéticos, mientras que los jemeres rojos (grupos comunistas) de Camboya eran prochinos. En 1978 Vietnam decidió invadir Camboya y estalló otra guerra civil en este último país. En Centroamérica la revolución sandinista se hizo con el poder en Nicaragua mientras comenzó una guerra civil en El Salvador (1979). En Asia central se impuso un Gobierno prosoviético en Afganistán en 1978. La Unión Soviética no participó en estas revoluciones ni las alentó, pero, en la medida en que podían restar aliados a su adversario, las apoyó o convirtió en aliados a los gobiernos surgidos de ellas. Precisamente fueron los problemas de uno de estos gobiernos, el de Afganistán, país vecino de la URSS, los que impulsaron a los soviéticos a llevar a cabo una invasión militar directa en este país, desde 1979 a 1988. La URSS, a pesar de su superioridad militar, no pudo pacificar el país ni acabar con los grupos guerrilleros, que finalmente lograron controlar Afganistán tras la retirada de las tropas soviéticas. Esta intervención (complicada después por las resistencias locales) no tenía como objetivo ampliar el poder soviético, sino impedir la expansión del fundamentalismo islámico triunfante en el vecino Irán. Este propósito no pudo cumplirse, ya que los talibanes (integristas islámicos radicales) triunfaron y gobernaron en Afganistán hasta el año 2001. En cualquier caso, la invasión soviética de este país supuso el inicio formal de lo que se conoce como segunda guerra fría.
b) La respuesta estadounidense: la política exterior de Reagan.
Esta aparente ofensiva soviética parecía aprovecharse de la debilidad estadounidense posterior a la crisis económica de los años setenta y a la Guerra de Vietnam. Fue uno de los factores que contribuyó al triunfo electoral en EE UU del republicano Ronald Reagan en 1980. Éste, cuyo programa era muy conservador y nacionalista, se comprometió a combatir con toda energía el "imperio del mal", identificado con la URSS y sus aliados, entre los que se incluía de manera un tanto forzada a nuevos enemigos, como los integristas islámicos de Irán y de Libia y los dirigentes nacionalistas del Caribe. Mediante esta política exterior, EE.UU. pretendía reafirmar su liderazgo mundial frente a todo régimen que atentase contra sus intereses, y superar el trauma de Vietnam y los años setenta. En los años ochenta, EEUU financió y armó todo tipo de contraguerrillas ("contras"), opuestas a las tradicionales guerrillas de izquierdas, frente a regímenes poco amistosos, en Iberoamérica, África y Asia. Se realizaron despliegues de nuevos misiles y experimentos con armas masivas como la bomba de neutrones. EEUU, para reafirmar el orgullo nacional, llevó a cabo varias operaciones militares relámpago contra pequeños países, como Granada, una pequeña isla del Caribe invadida por EE UU por su supuesto izquierdismo en 1983; Libia, bombardeada en 1986 por considerarla responsable del terrorismo internacional; y Panamá, invadida en 1989 para impedir un supuesto ataque contra el canal. Pero quizá la jugada maestra de Reagan fue lanzar la Guerra de las Galaxias nombre popular de un costosísimo sistema defensivo para protegerse de los misiles soviéticos.

Texto realizado gracias al aporte de: http://bachiller.sabuco.com

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